Con este artículo comenzamos una serie que trata de divulgar y poner en valor los hechos acontecidos con motivo de la invasión de las tropas napoleónicas de Galicia. A través de cada uno de ellos desgranaremos diferentes batallas, monumentos, historias, tradiciones y circunstancias relacionadas con la Invasión francesa y sus consecuencias. 

En esta primera entrada echamos un vistazo a la encantadora tierra de Pontevedra, donde los vestigios de la historia revelan un capítulo fascinante: La Batalla de Pontesampaio. Esta batalla emblemática marca un antes y un después en la hegemonía de Napoleón en Galicia.

CONTEXTO HÍSTORICO

Durante la época de las Guerras Napoleónicas, Francia estaba liderada por Napoleón Bonaparte, un militar y político ambicioso que buscaba expandir su imperio por toda Europa. Esa expansión napoleónica implicó la invasión de varios países, incluída España.

En el fatídico enero de 1809, los mariscales franceses Soult y Ney, al mando de 45.000 y 17.000 soldados respectivamente, invadieron Galicia. El ejército español, que contaba en este territorio con apenas 9.000 soldados, decidió no enfrentarse directamente por lo que la  defensa quedó principalmente en manos de campesinos, que poco pudieron hacer contra la rápida ocupación de Galicia. En 20 días las ciudades cayeron una tras otra. La resistencia gallega, aunque valiente, no pudo detener inicialmente la marcha triunfante de los franceses. Soult tomaría rumbo a Portugal quedando el mariscal Ney como responsable del territorio gallego.

Pontevedra, como muchas otras ciudades, se vio afectada por la invasión francesa. Las tropas napoleónicas llegaron a Pontevedra, trayendo consigo no solo conflictos armados, sino también cambios administrativos y sociales significativos. La población local se enfrentó a desafíos como la ocupación militar, requisitos de abastecimiento para las tropas y, en algunos casos, resistencia activa contra los invasores.

La resistencia contra las tropas francesas se conoció como "Guerrilla", caracterizada por tácticas de guerrilla y por una lucha persistente contra la ocupación. Esta resistencia fue crucial para minar el control francés y contribuyó a la expulsión final de las tropas napoleónicas. 

El proceso de expulsión de las tropas francesas de Galicia y de toda España fue gradual y muchas veces implicó la colaboración de diferentes grupos y regiones. Finalmente, tras años de lucha, las tropas francesas fueron derrotadas y se retiraron de la Península Ibérica, dejando un legado complejo y duradero. Estos eventos moldearon no solo la historia militar, sino también la vida cotidiana y la identidad cultural de Pontevedra y de España en general.

ANTECEDENTES LOCALES

En febrero de 1809, la región de Pontevedra fue escenario de eventos cruciales durante la Guerra de la Independencia. Vecinos de Cerdedo, Forcarei, Soutelo de Montes y Cotobade realizaron un audaz asalto a los cuarteles franceses en San Xurxo de Sacos, Borela y Tenorio, logrando tomar posiciones y obligando a los invasores a retroceder. El bando francés, compuesto por 300 dragones y 500 infantes, lo mejor de su ejército, salió del Convento de San Francisco en Pontevedra y se enfrentó a la resistencia en Ponte Bora, en lo que hoy se conoce como A ponte dos franceses. A pesar de una feroz resistencia, los defensores se quedaron sin municiones, obligando a los paisanos gallegos a retirarse hacia el riachuelo cerca del monasterio de Tenorio. Los franceses fueron inicialmente rechazados, pero al atardecer regresaron con refuerzos y lograron alcanzar e incendiar el monasterio de Tenorio. En esos hechos sufrieron más de cincuenta bajas incluida la del teniente coronel al mando. La organización y determinación de los vecinos, así como su conocimiento del río y de las sendas fueron determinantes para poder repeler a los franceses.

Además de la batalla en Ponte Bora, se registraron enfrentamientos en otras áreas, donde los gallegos desafiaron con valentía las represalias francesas, manteniendo viva la llama de la resistencia a pesar de las tácticas muy hostiles de los invasores con un pueblo que ya estaba pasando por momentos económicos muy dificiles desde comienzos del siglo XIX. 

Este tipo de asaltos fueron comunes en Galicia y fueron precursores de una gran participación ciudadana que, ayudados por algunas tropas regulares, fueron decisivos en la desocupación del territorio. La respuesta francesa ante esta resistencia consistió en aumentar las hostilidades contra el pueblo, alentando la insurgencia en vez de acabar con ella.

BATALLA DE PONTESAMPAIO

Este acontecimiento histórico es esencial para comprender el impacto de las Guerras Napoleónicas en Pontevedra, así como el papel activo que la población local desempeñó en la defensa de su tierra. La Batalla de Pontesampaio simboliza la resistencia y la lucha del pueblo gallego contra la ocupación extranjera, y su legado aún resuena en la identidad histórica y cultural de la región.

La batalla tuvo lugar el 7 de julio de 1809 cerca de Pontesampaio, parroquia del municipio de Pontevedra. En este enfrentamiento, las fuerzas combinadas del Ejército español y guerrilleros locales se enfrentaron a las tropas francesas, que se encontraban fatigadas debido a la presión de la Guerrilla. 

Los antecedentes de la Batalla de Ponte-Sampaio comenzaron con el coronel Pablo Morillo organizando fuerzas en Pontevedra para enfrentarse a los franceses. Conocido como la División del Miño, Morillo recibió apoyo del capitán Bernardo González del Valle (Cachamuiña) tras el éxito en el ataque a Vigo contra la guarnición francesa.

Después de liberar Vigo, Morillo atacó Marín con éxito, forzando a los franceses a refugiarse en Pontevedra. Las tropas españolas, divididas en O Morrazo y Cotobade, se dirigieron hacia la ciudad. Ante este contingente, los franceses se retiraron a Santiago de Compostela donde fueron reforzados con más soldados. Esto les permitió contraatacar y las fuerzas españolas, comandadas por Martín de la Carrera y por el coronel Pablo Morillo, decidieron enfrentarse al ejército francés del mariscal Ney. Los españoles, con un total de aproximadamente 10.000 tropas, incluyendo milicianos, caballería y cañones, establecieron una resistencia sólida a lo largo del río Verdugo. Estratégicamente, cortaron el puente para dificultar el avance francés. Por su parte, las fuerzas francesas, lideradas por Ney y compuestas por un total de 13.000 hombres, intentaron sin éxito atravesar el río en diversos puntos.

El día 7 de junio hubo intercambio de disparos entre ambos ejércitos sin resultados claros. El día 8, los franceses fueron repelidos en dos ocasiones mientras intentaban pasar por Pontesampaio y Sotomayor. Ante esa resistencia feroz y con 660 heridos y muertos (frente a las 110 bajas españolas), Ney decidió retirarse hacia A Coruña para evitar poner en riesgo otros seis cuerpos de su ejército. Tras un consejo de oficiales el 9 de junio, los franceses iniciaron una penosa retirada, acosados por los guerrilleros locales que atacaban a los soldados rezagados. Finalmente, las tropas de Ney se reunieron con las de Soult en Lugo, abandonando Galicia en julio de 1809. La Batalla de Pontesampaio supuso la evacuación definitiva de las fuerzas napoleónicas de Galicia y abrió un nuevo capítulo en el conflicto.